26.10.24

Ética para máquinas

La filosofía se ha perdido en disquisiciones lingüísticas y en conceptualizar lo inobservable, o sea, se ha convertido en mera jerigonza autoreferencial. El star system de autores prestigiados es bastante insufrible y poco aporta ya al conocimiento de la realidad del mundo. Así, mientras tenemos computadoras que se comunican entre sí desarrollando un lenguaje propio e inaccesible a los humanos, en las facultades de filosofía lo que se considera prioritario es debatir sobre cuánto idealismo hay en la fenomenología de Husserl o si el último Foucault era un malvado neoliberal.

Sin embargo hay corrientes marginales en la academia (y que afortunadamente a veces tienen repercusión en los medios mayoritarios) que sí debaten temas cruciales.

Por ejemplo hay pensadores que reflexionan sobre la tecnología y aportan unas ideas de gran profundidad. Lo hacen, claro, saliendo del cul de sac intelectual que impuso el mediocre de Heidegger, con sus hilarantes chascarrillos en torno a un martillo, y prefieren dialogar con pensadores de más enjundia, como Lewis Mumford o Hans Jonas.

 

20.10.24

En búsqueda del sentido

La filosofía política está en un ínterin. No sabemos hacia dónde irán sus debates, pero tenemos la certeza de que mucho de lo que hasta ayer era vigente hoy ha pasado a ser objeto de estudio para la historia de la disciplina. Desde luego no parece muy aventurado dar por finiquitada a la corriente neogramsciana de Ernesto Laclau y otros. Está claro que los juegos de poder, y lo de la hegemonía y el control propagandístico, no vale para nada si cuando llegas al gobierno eres un político mediocre y demagogo. Ni un géiser de “significantes vacíos” puede tapar la ineptitud para la gestión pública.

Lo que sí que sería complicado es saber hacia dónde irán ahora estas disquisiciones. Viendo los visos que está tomando la situación, igual sí puede suceder que algunos autores no especialmente famosos pasen a tener un nuevo protagonismo. Si la política se convierte en “una dialéctica de lucha entre Estados”, por decirlo con palabras de Gustavo Bueno, y se trata de resistir desde el Estado-nación, igual Enrique Dussel, recientemente fallecido, por ejemplo, se convierte en una referencia.

12.10.24

James Burnham contra las élites gerenciales

James Burnham (1905-1987) es uno de los grandes teóricos del conservadurismo nacional estadounidense. Fue un profesor de filosofía de la Universidad de Nueva York que empezó siendo un joven militante socialista, muy activo políticamente y amigo de Trosky, y acabó siendo el más acérrimo anticomunista del muy anticomunista Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sale retratado extensamente en el libro La CIA y la guerra fría cultural de Frances Stonor Saunders. Allí se nos cuenta que precisamente por haber estado adscrito al comunismo en su juventud conocía bien los puntos fuertes de esta ideología y planteaba combatirla con sus mismos medios, construyendo una propaganda tan briosa o más que la soviética para vencer en un enfrentamiento que además de militar era también cultural. Fue fundamental en la estrategia estadounidense en la Guerra Fría y a él se le debe que la CIA se metiera a medrar en las universidades, el cine, el arte y demás medios de difusión cultural (el libro de Saunders, que es bastante recomendable, cuenta todo esto muy bien).