24.9.23
Enrique Ocaña, dolor y filosofía
17.9.23
Panfleto para seguir viviendo
10.9.23
Astropolítica
Nosotros nunca caminaremos sobre la
superficie de Marte. Será muy difícil que lleguemos a ver la normalización de
los viajes interplanetarios o el asentamiento de colonias espaciales. Nuestra
generación no cruzará esa frontera. Pero los niños que juegan hoy en el parque de
nuestro barrio todavía están a tiempo. Los que alcancen la madurez a mediados
de este siglo podrán visitar otros planetas o incluso vivir allí. Depende de
nuestra generación prepararles el camino.
Puede que no sea mucho, pero tampoco es nada, conmueve imaginarlo: nuestros hijos o nietos, cuando sean adultos, en algún momento de descanso o introspección, ante un horizonte rojo y cubierto de estrellas, verán surgir mansamente un planeta azul al que un día llamaron hogar y pensarán en lo mucho que les gustaría que pudiéramos estar allí con ellos en ese momento.