30.4.23

Epístolas morales a Lucio

Las Epístolas morales a Lucio son un total de veintidós libros donde se resume bien el pensamiento de Séneca. Están dirigidas a Lucio, un regidor romano, aunque la idea era que se divulgaran entre la sociedad romana. Son textos muy hermosamente escritos. El género epistolar, tan común en la época, juega en favor de la autenticidad y la belleza. Habla para que Lucio y todos nosotros le entendamos. Séneca no busca abrumar con jerigonza, no arguye conceptos que nos deslumbren; habla de la existencia humana en un lenguaje común, no filosófico, o sea, sin esconderse en terminología metafísica, y sus argumentaciones quedan honestamente desnudas. Aquí los hombres mueren y se duelen, exclaman y temen, tal cual, como sucede en la calle y en la cantina de más abajo.
Hay mucha verdad en Séneca; una verdad sin artificios, vulnerable y transparente. Como le vemos las costuras a sus ideas podemos dialogar con él y aprender a vivir, que en suma es de lo que se trata. Y nada honra más su dignidad como maestro que nuestras enmiendas.

23.4.23

Umbraliana

1. 

Anna Caballé publicó Francisco Umbral. El frío de una vida en el año 2004, cuando el escritor todavía vivía. Ahora se reedita con un prólogo en el que la autora nos informa de que ha hecho pocos cambios en esta nueva edición, pero que ha añadido un epílogo con información recientemente descubierta, que básicamente es el hasta ahora ignorado nombre del misterioso progenitor, un tal Alejandro Urrutia.

Es una biografía curiosa donde se intenta presentar a Umbral como un ególatra, neurótico y mezquino. Pero la verdad es que nunca esperábamos que fuera de otra manera y por ello no consigue que le detestemos más de lo que ya lo hacíamos, si acaso lo hacíamos.

16.4.23

Música Moderna

Hay un libro de 1981 de Fernando Márquez alias “el Zurdo” llamado Música Moderna que no es especialmente bueno ni extenso, pero que tiene la virtud de ser una obra de primera mano sobre aquello que se llamó “La Movida”, ya que está escrito por uno de sus principales protagonistas y en plena efervescencia del fenómeno.

Para su reedición del 2014 José Manuel Costa escribió una introducción que contiene un párrafo muy representativo de cierta nostalgia de aquella autenticidad pretérita: "[En este libro] hay una palabra que brilla (casi) por su ausencia: ¨La Movida¨ (…) es un libro escrito antes de que nadie se le ocurriera lanzar semejante expresión para disfrute de taxonomistas. En realidad Música Moderna es una recapitulación realizada justo cuando teóricamente habría comenzado la susodicha Movida. Esto es, antes de la contaminación de la pana umbraliana. Algo que, por supuesto, lo hace infinitamente interesante."

9.4.23

Wallerstein y su teoría de las unidades domésticas


En Iberoamérica las comunas -o villas miseria, o favelas, o como quiera que las llamemos- consternan al observador europeo. Sube a las montañas por curiosidad y baja queriendo hacerse sacerdote o guerrillero, cuando no ambas cosas a la vez. Afortunadamente, postmodernidad mediante, su fervor se desinfla pronto y se conforma con ayudar económicamente o prestando sus horas a alguna ONG. Luego vuelve a su país, y a las pocas semanas todo aquello que vio se convierte en un recuerdo vaporoso que poder esgrimir en las cafeterías cuando quiere pasar por un hombre interesante.

Al observador europeo no habrá dejado de llamarle la atención lo extensa y flexible que es para los habitantes de la comuna la idea de “familia”. Tienen casas mínimas construidas con deshechos sobre colinas o en veredas de ríos -ya que suelen estar donde nadie con otras opciones quiere o puede construir-. Allí conviven supuestas familias de hasta una docena de miembros. Casi nunca hay un matrimonio basal sobre el que se ramifica la ascendencia y descendencia. Más bien es una especie de asociación de un hombre o mujer con la enésima pareja sentimental, con hijos propios y de relaciones previas, tíos y primos de parentesco no siempre cierto, laboriosos abuelos y abuelas, y algún niño extra rescatado o dejado al cargo.

2.4.23

Planeta de ciudades basura


Se nos dice que la mayoría de la población mundial vive en ciudades, pero no se nos explica que “ciudad” está entendido es su sentido más amplio, incluyendo las periferias hiperdegradadas de los países subdesarrollados. La comuna es la realidad en la que viven más de mil millones de personas en todo el planeta. Son océanos de infraviviendas que crecen en torno a los centros urbanos, hechas de material desechado, sin planificación ni servicios, sin autoridad estatal, a veces violentos y siempre insalubres. Pueden cobijar a unos centenares de personas, como en Europa, o a millones, como en Kenia. Sus habitantes están excluidos de llos estándares mínimos de bienestar, pero no necesariamente del sistema económico. Muchos trabajan, pero sus sueldos no les permiten pagar el transporte, por lo que tienen que buscar alojamiento cerca de sus empleos, cerca de donde hay bonanza económica -zonas financieras, centro comerciales,…- crecen los asentamientos a una distancia prudencial, para que los friegaplatos y conserjes puedan ser puntales sin tener que pagarles en autobús.

En vastas regiones del globo es la forma urbana predominante, el equivalente de la marcha a la ciudad que caracterizó la modernidad europea. Sin embargo la comuna no es muy tratado en círculos intelectuales e inexistente en la cultura de masas. Visitarla una vez en la vida o, por lo menos, ser conscientes de su existencia es necesario para entender en mundo en el que vivimos.