Las Epístolas morales a Lucilio son un total de veintidós libros que resumen de manera clara el pensamiento de Séneca. Están dirigidas a Lucilio, un funcionario romano, aunque la intención era que se difundieran entre la sociedad romana. Son textos bellamente escritos. El género epistolar, tan común en la época, favorece la autenticidad y la belleza. Habla para que Lucilio y todos nosotros le entendamos. Séneca no busca abrumar con jerigonza, ni arguye conceptos que nos deslumbren; habla de la existencia humana en un lenguaje común, no filosófico, es decir, sin esconderse en terminología metafísica, y sus argumentaciones permanecen honestamente desnudas. Aquí, los hombres mueren y se duelen, exclaman y temen, tal cual como sucede en la calle y en la cantina de más abajo.
Hay mucha verdad en Séneca; una verdad sin artificios, vulnerable y transparente. Como le vemos las costuras a sus ideas, podemos dialogar con él y aprender a vivir, que, en suma, es de lo que se trata. Y nada honra más su dignidad como maestro que nuestras enmiendas.