26.3.23

Primeros materiales para una teoría de la Jovencita, de Tiqqun


Tiqqun es un colectivo francés homogéneo o, tal vez, un conjunto de autores dispersos; no lo sabemos con certeza, y tampoco tiene mucha importancia. También llamaron así a su propia revista, que dejó de publicarse hace más de una década, aunque algunos de sus textos nos han llegado traducidos y en forma de antologías.

El proyecto Tiqqun en general consiste en producir teoría para lo que llaman el Partido Imaginario, un gran movimiento transversal y transnacional de rechazo a las identidades y normas heredadas, que tiene la vista puesta en otras políticas y formas de convivencia. Se nutren principalmente del Situacionismo y de la obra Imperio de Antonio Negri.

No todos sus escritos son igual de interesantes ni accesibles para los profanos. Aquí queremos recomendar dos: el primero es Teoría del Bloom, que es una antropología del hombre sin atributos actual, el proletario moderno. El Bloom es el ciudadano contemporáneo, que no tiene sustancia pero sospecha que podría tenerla: sube al tren, se baja del tren, ve televisión, compra ropa, se cobija entre la masa y, solo de vez en cuando, sueña. Está expuesto continuamente al deseo, que es la antesala de su sometimiento.

19.3.23

En el vientre de la bestia, de

Le dije hace tiempo que no conozco otro camino. Nadie, si siquiera 
usted, aunque usted es quien más se ha aproximado y eso, en sí, es un hecho patético, me ha tendido una mano para ayudarme a ser un hombre mejor. Nadie.

Jack Henry Abbott nació en 1944, hijo de un soldado estadounidense y una prostituta china. Creció en diferentes hogares de acogida, donde nunca logró integrarse, y a los dieciséis años fue enviado a un reformatorio. A los dieciocho trató de cobrar un cheque sin fondos y fue encarcelado. Con veintiún años mató a golpes a otro preso, lo que le valió una condena de 19 años. Intentó fugarse y pasó casi un lustro en una celda de aislamiento. En 1977 comenzó una correspondencia con Norman Mailer, que finalmente se recopilaría en el libro En el vientre de la bestia: Cartas desde la prisión. El éxito editorial y la presión de Mailer le ayudaron a conseguir la condicional en 1981. Sin embargo, después de un mes en libertad y tras una discusión, mató a un joven, lo que lo llevó nuevamente a prisión, donde se suicidó en 2002.

Sólo había vivido doce semanas de su vida adulta en libertad.

12.3.23

Humanidad, de Albert Cortina y Miquel-Àngel Serra


Hace unas semanas, Emmanuel Macron decretó con solemnidad el fin de la era de la abundancia. A continuación, nos surgió una pregunta inevitable: ¿será para todos por igual o únicamente para algunos? Es decir, ¿la plebe vamos a subsistir con estrecheces mientras los superseñores que manejan el cotarro seguirán viviendo a todo tren? ¿Macron va a mudarse a un piso arrabalero de 40 metros cuadrados y empezará a moverse en autobús, o continuará viviendo en mansiones nada ecosostenibles y volando en jet privado?

Es un error de quienes están demasiado elevados moralmente como para escuchar lo que se dice en la calle creer que vamos a aceptar calladitos que nos impongan restricciones mientras los responsables del empobrecimiento global siguen con su modo de vida de turbolujo.

5.3.23

Flores para Algernon, de Daniel Keyes

Isaac Asimov pensaba que Flores para Algernon era una novela escrita desde el alma humana. En sus memorias cuenta que fue un honor entregarle el premio Hugo a su autor, . Le entusiasmaba tanto el libro que, al anunciar el galardón, gritó ante la audiencia: “¿Cómo lo ha hecho? ¿Cómo lo ha hecho?”. A lo que el modesto Keyes, al llegar al escenario, respondió que no lo sabía, y que, si lo descubría, por favor se lo dijera para poder repetirlo.

(Keyes no volvería a publicar un libro de la calidad y profundidad de Flores para Algernon, así que quizá sea cierto que fueron las gentiles musas las que lo inspiraron y él simplemente se dejó mecer por ellas…)

En esta novela de 1959 se cuenta la historia de Charlie Gordon, un hombre de treinta y tantos años con una discapacidad intelectual que, tras un experimento científico, empieza a desarrollar gradualmente una superinteligencia, para luego perderla poco a poco y regresar a su estado inicial. Le acompaña en este proceso el ratoncito Algernon, al que también operan para hacerlo muy listo.