26.3.23
Los primeros materiales para una teoría de la Jovencita
19.3.23
En el vientre de la bestia
Sólo había vivido doce semanas de su vida adulta en libertad.
12.3.23
Humanidad ∞
Hace una semanas Emmanuel
Macron decretó con solemnidad el fin de la era de la abundancia.
A
continuación nos vino a la cabeza una pregunta inevitable: ¿será para todos por
igual o únicamente para algunos? O sea, ¿los de la plebe vamos a subsistir con
estrecheces mientras los superseñores que manejan el cotarro van a seguir
viviendo a todo tren?¿Macron va a mudarse a un piso arrabalero
de 40 metros cuadrados y empezará a moverse en autobús, o va a seguir en
mansiones nada ecosostenibles y volando en jet privado?
Es un error de quien está demasiado elevado moralmente como para escuchar lo que se dice en la calle creer que vamos a aceptar calladitos que nos impongan restricciones mientras que los responsables políticos de la empobrecimiento global siguen con su modo de vida de turbolujo.
5.3.23
Flores para Algernon
Isaac
Asimov pensaba que Flores para Algernon era una novela escrita desde el
alma humana. Cuenta en sus Memorias que fue un honor entregarle el
premio Hugo a su autor, Daniel Keyes. Le entusiasmaba tanto el libro que al
anunciar el galardón gritó ante la audiencia “¿Cómo lo ha hecho?¿cómo lo ha
hecho?”. A lo que el modesto Keyes, al llegar
al escenario, le respondió que no lo sabía, y que si lo averiguaba por favor se
lo dijera para poder repetirlo.
(Keyes
no volvería a publicar un libro de la calidad y profundidad de Flores para
Algernon, así que igual sí es cierto que fueron las gentiles musas las que le
inspiraron y él únicamente se dejó mecer por ellas…)
En esta novela de 1959 se nos cuenta la historia de Charlie Gordon, un treintañero con una discapacidad intelectual que tras un experimento científico empieza a desarrollar gradualmente una superinteligencia, que luego pierde poco a poco para volver a su estado inicial. Le acompaña en este proceso el ratoncito Algernon, al que también operan para hacerlo muy listo.