26.2.23

Coplas a la muerte de su padre

Hablar del optimismo en las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique parece casi un sarcasmo; pero una vez que las leemos se desvanece la perplejidad inicial.

La cabecera de este trabajo nos evoca también el texto de José Ortega y Gasset Del optimismo en Leibniz. Se hace entonces inevitable que leamos las Coplas desde el optimismo leibniziano. No es, claro está, un optimismo irracional que se niega a ver las calamidades del mundo. Es un optimismo paradójico que considera que a pesar de todo vivimos en el mejor de los mundos posibles; un optimismo que abraza la realidad sin regodearse en la tragedia. Un optimismo de lo óptimo posible.

Manrique escribe en el siglo XV, o sea, en los estertores del Medievo, y Leibniz entre el siglo XVII y XVIII, en tiempos ya del racionalismo. Sin embargo les hermana la serenidad de sentirse engranajes de un orden divino. Para el español los sucesos históricos o personales existen dentro de una voluntad divina, y como tal hay que aceptarlos. Para el germánico, un Dios de precisión matemática ha tenido que prever otros mundos, y si ha elegido éste es porque es el mejor; incluso lo malo tiene un propósito. Por ejemplo, si morimos es para que otros vivan y que pueda seguir la vida.

19.2.23

Imperios de papel

La teoría postcolonial es un arma; sirve para ahuyentar a los lobos, pero también puedes dispararte en el pie con ella y hacer un ridículo espantoso. Empezó a configurarse a mediados del siglo XX y le debemos autores y obras sin los que no se puede entender el mundo en que vivimos. También, por supuesto, nos ha castigado con mucha jerigonza vacía y mucho debate bizantino para dilucidar qué intelectual es capaz de decir más banalidades de la manera más retorcida posible.
Es una corriente que sigue la estela del mundo académico anglosajón y orienta su estudio hacia la producción de imaginarios. Por supuesto que es una incoherencia que pensadores que se rebelan contra la “violencia epistémica” de Occidente sobre el Sur sigan las modas universitarias de Berkeley o París, pero si nos centramos en cosas como éstas nos perdemos ideas de gran potencia.       

No es fácil asimilar estos contenidos, por lo que se agradece una introducción tan didáctica como Imperios de papel. Introducción a la crítica postcolonial de María José Vega.

12.2.23

El padre de Blancanieves


El postcolonialismo es una rama actual de las ciencias sociales que pretende cartografiar los hábitos y creencias que han quedado en los países colonizados una vez que las potencias colonizadoras se han retirado. Empezó en la India, a cargo de pensadores locales de formación occidental, y luego ha pasado a América Latina a través de los hispanos de las universidades norteamericanas. Tiene cosas criticables, como la jerigonza técnica y los enfrentamientos entre las distintas banderías académicas, pero en general aporta unas ideas interesantísimas sin las que no se puede pensar globalmente nuestro mundo.

Hay que retrotraerse a la obra de Antonio Gramsci (1891-1937) para entender algunos conceptos claves en la crítica postcolonial. Como es sabido, este filósofo italiano intentó adaptar el marxismo a la Italia de su tiempo. Entonces no había casi obreros industriales y mucho menos con conciencia de clase. La revolución que había predicado Marx era pues imposible; Gramsci defendió que había que luchar primero por la hegemonía (escuela, medios de comunicación y otras formas de adoctrinamiento no violentos) e incorporar a los subalternos (campesinos y todo aquél explotado que no era necesariamente un obrero).

5.2.23

Madrid

 

Andrés Trapiello debe de tener mucha disciplina como escritor. O tal vez ninguna vida social. La velocidad con la que saca libros al mercado es perturbadora. Parece como si no hiciera otra cosa en su vida más que escribir. Tiene además una prosa de ésas que aparentemente sale fácil, liviana, como sin pensarlo mucho. Aunque todos sabemos que de hecho ese estilo sencillo es el más difícil de conseguir, y que le tendrá que dedicar muchas horas de reescritura a cada página para que creamos que no se ha esforzado escribiéndola.

Ha aparecido recientemente Madrid, su último libro a día de hoy. Es una edición de Destino cuidada, bonita y con tapa dura; una edición con ganas de perdurar. Es como si se adivinara que en unos años será un pequeño clásico. Son quinientas y pico páginas con ilustraciones; la mayor parte de ellas son una autobiografía atravesada por Madrid; el último tercio es más bien una especie de mini enciclopedia sobre esta ciudad.