16.10.22

Partitocracia y sanidad pública

La partitocracia denunciada por Antonio García-Trevijano se ha puesto en evidencia con el caso del Rubius. Este youtuber ha decidido mudarse a Andorra porque afirma que en España el fisco se lleva la mitad de sus ganancias. Desde entonces, los voceros de la oligarquía de partidos no han dejado de advertirnos de que el sistema sanitario puede quebrar por culpa de decisiones como la suya. Es decir, que si Hacienda recauda menos impuestos, la solución inmediata de los políticos será reducir el presupuesto de la Seguridad Social.

Así funcionan nuestros dirigentes: están dispuestos a reducir camas en los hospitales antes que renunciar a los coches oficiales.

Es lo que ellos mismos dejan entrever. Ante la remota posibilidad de que cunda el ejemplo del youtuber y las arcas públicas se vean afectadas, no se han movilizado para declarar el sistema de salud público intocable, como un baluarte innegociable, la última línea roja que debe protegerse antes de que el sistema colapse. No han jurado que harán cualquier sacrificio personal para evitar el más mínimo perjuicio en la atención médica. No se han reunido para promulgar leyes que prohíban recortes en la sanidad pública mientras haya margen para reducir gastos en otras áreas menos esenciales.

No. Al contrario. Nos amenazan precisamente con meter la tijera en la sanidad como primera medida. Prefieren esto antes que racionalizar la administración pública, suprimir las diputaciones o dejar de subvencionar a fundaciones afines.

Partamos de que no tenemos una sanidad pública, sino diecisiete. La descentralización ha multiplicado, lógicamente, el gasto. La medida más básica para garantizar los servicios médicos a todos los españoles sería reunificar el sistema sanitario, lo que permitiría ahorrar costos. Pero esto ni se lo plantean. Hay demasiado poder caciquil en juego. Nos han dejado claro que sus chiringuitos no se tocan.

Quien ni siquiera considera la tarjeta sanitaria única como una prioridad nos deja claro que no defiende la sanidad pública, sino las redes de poder actuales.

La falta de libertad política nos condena a estar a merced de una casta incontrolable. Podríamos ver cómo sacan a los enfermos a la calle, culparían al Rubius y solo nos quedaría acatar cabizbajos.

(Publicado previamente en https://www.diariorc.com)

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