5.2.23

Madrid, de Andrés Trapiello


Andrés Trapiello debe de tener mucha disciplina como escritor. O tal vez ninguna vida social. La velocidad con la que publica libros es perturbadora. Da la impresión de que no hace otra cosa en su vida más que escribir. Su prosa es de esas que parecen salir fácil, liviana, como si no se pensara demasiado en ella. Aunque todos sabemos que, en realidad, ese estilo sencillo es el más difícil de lograr. Para que nos parezca que no ha habido esfuerzo detrás, seguro que dedica horas de reescritura a cada página.

Recientemente ha aparecido Madrid, su último libro hasta la fecha. Una edición de Destino, cuidada, bonita y con tapa dura; una edición que parece querer perdurar. Es como si se adivinara que, en unos años, será un pequeño clásico. Son más de quinientas páginas con ilustraciones, la mayoría de las cuales narran una autobiografía atravesada por la ciudad de Madrid. El último tercio se convierte en una mini enciclopedia sobre la ciudad.

La parte autobiográfica narra la vivencia de un provinciano que emigró joven a la capital y decidió aprovecharla al máximo. Llega a principios de los setenta, hace sus militancias políticas de rigor y, por supuesto, se desengaña. Luego se reengancha a la Movida en los años ochenta. En los noventa y en adelante, se concentra en el mundo literario mientras sigue publicando los tomos de su diario, El Salón de los pasos perdidos.

Lo más interesante, por supuesto, son sus semblanzas metropolitanas. Sus reflexiones y erudiciones. Sabe mucho y lo cuenta bien. Nos habla, por ejemplo, de cómo ciertos monumentos llegaron a estar donde están, o de la Iglesia de San Fulano, que fue derribada para construir una clínica dental. Son esas pequeñas historias melancólicas que nos muestran cómo los que controlan el urbanismo carecen de sentido de la memoria colectiva y de la necesidad de preservar la belleza arquitectónica tradicional.

También aparece mucho en el libro el Madrid literario, ese que todos amamos, con los lances entre Galdós y Baroja, Umbral y Cela, entre otros. Aunque, por supuesto, existe un Madrid futbolero, científico y hasta financiero, el que más nos identifica es el del mundillo cultural y sus letraheridos medio geniales.

La particularidad de este libro sobre Madrid, uno más de los miles que ya existen, es que está publicado en plena pandemia. En la introducción encontramos un párrafo a matacaballo sobre el tema, y luego, al final, se habla de las calles desiertas por el virus. Pero, evidentemente, el grueso del texto fue pensado antes, y estos añadidos de última hora no impiden que nostálgicamente recordemos los paseos sin mascarilla por el centro o las conversaciones despreocupadas con amigos en las terrazas festivas.

En estas páginas se echa de menos ese ya pretérito vivir sin grandes ostentaciones, pero sin miedo, a la manera capitalina. Da la sensación de que Madrid será el último libro sobre un Madrid que se acabó para siempre en 2020. El Madrid que vendrá ahora no sabemos cómo será, pero sospechamos que la ciencia ficción nos lo contará mejor que Trapiello. Y, sinceramente, esto es inquietante.



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