La filosofía política está en un ínterin. No sabemos hacia dónde irán sus debates, pero tenemos la certeza de que mucho de lo que hasta ayer era vigente hoy ha pasado a ser objeto de estudio para la historia de la disciplina. Desde luego no parece muy aventurado dar por finiquitada a la corriente neogramsciana de Ernesto Laclau y otros. Está claro que los juegos de poder, y lo de la hegemonía y el control propagandístico, no vale para nada si cuando llegas al gobierno eres un político mediocre y demagogo. Ni un géiser de “significantes vacíos” puede tapar la ineptitud para la gestión pública.
Lo que sí que sería complicado es saber hacia dónde irán ahora estas disquisiciones. Viendo los visos que está tomando la situación, igual sí puede suceder que algunos autores no especialmente famosos pasen a tener un nuevo protagonismo. Si la política se convierte en “una dialéctica de lucha entre Estados”, por decirlo con palabras de Gustavo Bueno, y se trata de resistir desde el Estado-nación, igual Enrique Dussel, recientemente fallecido, por ejemplo, se convierte en una referencia.
Dussel nació en Argentina en 1935,
pero en 1976 tuvo que exiliarse en México. Sus primeras incursiones en la
filosofía y la militancia política fueron a través de los grupos cristianos de
izquierda, y todavía hoy se nota aquella influencia y el peso de Jerusalén,
mucho más que el de Atenas, en su obra filosófica. Viajó mucho y se implicó en
inúmeras causas que combatían la pobreza. El pobre, el otro excluido, es
fundamental en su sistema de pensamiento; y sobre todo el otro excluido como
geografía continental, ahora como una Latinoamérica toda excluida de la historia
eurocéntrica (algo que proyectado en la epistemología impone una colonialidad
de saberes ajenos).
Su empresa intelectual aspira nada menos
que a crear una filosofía de la liberación para decolonizar el continente. Para
ello se necesita un corpus teórico innovador, enraizado en la historia local,
con nuevas categorías metafísicas, políticas, económicas y estéticas. Empresa
titánica que le ha llevado a escribir mucho, casi en exceso, y sobre muchas
disciplinas. Hay textos suyos que son reiterativos y con una jerigonza
filosófica más propia de un elitista académico francés que de alguien que
quiere movilizar a los indígenas, pero cuando es medianamente claro sus
propuestas son nutritivas y dejan huella. No se lee impunemente a Dussel; es
complicado regresar tal cual a la filosofía canónica tras pasar por él.
La problemática subsiguiente es la
utilización política que se puede hacer de su filosofía de la liberación. Él
afirmaba querer superar el marxismo y no se encontraba a gusto con los
populismos al uso, sin embargo su referente fue Evo Morales y por internet
circulan vídeos de su reciente apoyo a Maduro. Obviamente, nuestra fascinación
por su obra descarrila en ese punto.
Nosotros nos quedamos con lo que tiene
de momento de liberación la filosofía de la liberación, despreciándola, aun
contra el propio Dussel, cuando se convierte en máscara de sátrapas y adalides
identitarios. Pero inevitablemente, si
estamos como parece en una era de reforzamiento de los estados y cierto
repliegue de las culturas sobre sí mismas, estudiosos inquietos volverán su
atención hacia Dussel desde distintas agendas políticas. Un pensamiento tan
rico y amplio que da para ello.
Desde España además eso puede dar
lugar a debates interesantes. Nuestro país tiene una importancia mayúscula en
la “arquitectónica” decolonial de Dussel. La epistemología occidental ha
trasladado el nacimiento de la modernidad al norte de Europa, ocultando al
primer Estado moderno, aunque todavía preburgués, artífice desde 1492 de la
primera de las cuatro fases de la modernidad (con todo lo que de genocidio y
horror tiene la modernidad para Dussel, claro). Obviamente es un autor
despreciativo con el legado español; pero parece suscribir, desde su locus
regional, el temor de que cuando desde la cultura imperial se dispara contra
España, Latinoamérica no sale indemne.
Sus libros circulan más o menos por
internet, pero además la Editorial Las cuarenta está publicando la obra
completa. Llevan tres volúmenes de momento, pero seguramente habrá una docena o
más; parece que es un proyecto a largo plazo y sin un plan definido.
El primer volumen de esta obra
completa, En búsqueda del sentido, es una buena presentación del autor. Tiene
distintas partes. La primera es un texto homónimo, una suerte de autobiografía
intelectual en el que explica el contexto y motivaciones de sus grandes libros
(Filosofía de la liberación, los tomos de Ética de la liberación, las dos
partes de Política de la liberación…), así como los maestros que tuvo (Levinas,
Ricoeur, Zubiri,…), sus viajes de juventud y sus estudios en distintas
universidades. Es una lectura accesible e introductoria al resto de sus libros;
lastimosamente Dussel no tiene una prosa grata, pero hay que asumir que
exigirle destreza narrativa a un filósofo, aun cuando escribe en un género tan
agradecido como el autobiográfico, es pedir un imposible.
Los cinco textos que le siguen hacen justicia al subtítulo del volumen, Sobre el origen y desarrollo de la Filosofía de la liberación, y son también buenas introducciones a la materia. Además algunos están escritos recientemente, por lo que establecen ciertas comparaciones y diálogos con otros campos de la teoría postcolonial actual, poniendo el acento en los debates de nuestros días.
No podemos garantizar que Enrique
Dussel vaya a pasar a ser el filósofo cool sobre el que versen la mayoría de
tesis doctorales del próximo lustro, destronando así a Foucault o Deleuze, ni
que hablar de “liberación” o “decolonial” vaya a ser la nueva tendencia
cultureta de la próxima década, pero sí creemos que habrá un mayor interés en
su obra.
Y En búsqueda del sentido es un buen
modo de entrar en ella.
1 comentario:
Gracias no solo por la recomendacion que seguire,al menos la auobiografia espero leerla antes de que termine el arresto domiciliario, tambien por dos frases tuyas que dejan pensando y apuntan con agudeza a la diana: "Geiser de significantes vacos que no puede ocultar la inepetitud para la gestion politica"
"Satrapas y adaliudes identitaros" a los que dar cobertura es complicida en la opresion"
Esta claridad de exposicion ayuda mucho.
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